“Recordar: no olvidar”, es un mandato que mantenemos, los religiosos, los laicos y los ateos. No nos permitimos olvidar. Es así como recordamos rigurosamente a los 6 millones de asesinados durante la Shoah. Recordamos a los sobrevivientes y recogemos sus testimonios. Sin embargo, no tenemos ninguna ceremonia de recuerdo para aquellos que sobrevivieron la guerra sin haber pasado por ese infierno específico –aunque tuvieron los propios– y se sintieron culpables por el solo hecho de haber sobrevivido”.