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LAG BAOMER

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El próximo día 9 de mayo coincide con el día 33 del Omer, festividad judía menor denominada LAG BAOMER (33 del omer), su nombre es producto del valor numérico de las letras del alfabeto hebreo. La letra "lámed" (l) tiene un valor de 30 y la guimmel (g) de 3. L(30) + G(3) = 33, L"G para su lectura se pronuncia LaG.  Lag baomer es una fecha de regocijo en recuerdo a varios acontecimientos:
  • Un 33 del omer cesó la epidemia que diezmó a los discípulos de la Academia de rabí Akiva,
  • En el año 132 a.e.c. surgió el levantamiento de Bar Kojba en contra de los romanos, último intento de liberación bajo el yugo del Imperio Romano,  
  • Es la conmemoración de la muerte de Shimon Bar Yojai, uno de los grandes sabios de Israel, quien pidió que su muerte fuera recordada con festejos y no con duelo. 
  • La época de duelo dura, en realidad, 32 días, porque al día 33º éste se suspende y está permitido realizar casamientos y actividades festivas. Costumbres y tradiciones asociadas a Lag Ba'omer:
    • En este período es frecuente la peregrinación a la tumba de Shimon bar Yojai, ubicada en Meron (norte de Israel). Los judíos ortodoxos acostumbran a realizar el primer corte de pelo de los niños que han cumplido tres años. Para ello escogen justamente esta fecha y este lugar. Esta ceremonia es acompañada de un ritual que incluye cánticos y comidas especiales.
    • En Medinat Israel son frecuentes las excursiones y competencias deportivas aún cuando lo más característico es el encendido de fogatas alrededor de las cuales se canta y baila, según se dice, en honor de rabí Bar Yojai.
    • En círculos cabalistas, especialmente, existe la costumbre de estudiar el Zohar después de la oración de Arbit. 
    Sefirat haOmer (la cuenta del Omer) y el misticismo judío ¿Cuál es el propósito y el sentido de mi vida? ¿Qué he de hacer para mejorar como persona? Cada vez más la gente anda en búsqueda de lo que llama su propio “crecimiento personal”. Surgen Centros especializados, se dictan cursos y seminarios que se llenan de personas deseosas de encontrar una respuesta a sus inquietudes. En el caso del Judaísmo, podemos considerarnos afortunados porque sin necesidad de acudir a psicólogos, ni expertos en coaching,  nos basta con adentrarnos en el manantial eterno de sabiduría del Judaísmo y poder realizar nuestra propia introspección y búsqueda a través de los caminos que nos propone el misticismo judío. La Torá, en tanto enseñanza, no sólo nos señala el camino, sino que, además, nos provee de herramientas apropiadas para que el sendero nos sea caro a nuestro corazón y apropiado para nuestras vidas. Recuerdo, en un inolvidable dia de Yom Kippur, celebrado en Aish Hatora, al interior de una blanca y espaciosa carpa blanca, mientras afuera arreciaba una tormenta con truenos y relámpagos, haber escuchado una clase sobre kabbalá, dictada por un joven rabino procedente de Israel. Aprendí muchas cosas pero sobre todo, una frase me quedó grabada en lo más profundo: todo lo que es, lo que existe y existirá está contenida en la Torá. Y agregó que cada uno de nosotros podía buscarse y encontrarse en ella. La Torá nos puede decir cual es el objetivo para el que hemos venido a este mundo y con qué herramientas hemos llegado para procurar la consecución del mismo. En un pequeño folleto, titulado Guia Espiritual para la Cuenta del Omer (Cuarenta y nueve pasos hacia el refinamiento del carácter y la libertad personal), escrito por Simon Yaacovson, está escrito: “Cada evento en la Torá refleja otro aspecto de nuestra personalidad interior. A través de sus mitzvot –mandamientos- nos enseña a concretar nuestro potencial conforme a las intenciones con que Di-s  nos creó. Descifrando el código de la Torá, descubrimos su mensaje personal, para nosotros” ¿Por qué habríamos de contar día tras día hasta completar siete semanas? ¿Por qué, simplemente, no celebramos la fiesta de Pesaj y después, a su debido tiempo, Shavuot? ¿Qué hace que metódica y fielmente, cada día, al final del rezo de arvit pronunciemos una bendición y pronunciemos el número correspondiente al día que estamos viviendo? Esto es porque la sefirat ha’omer equivale a una escalera y cada uno de sus peldaños corresponde a un día. Y si bien ese día puede –a simple vista- parecer un “dia cualquiera” no lo es, porque equivale al espacio que se nos otorga para poder reflexionar y elevarnos espiritualmente a fin de ser dignos de recibir nuevamente la Torá. Si bien es cierto la Torá fue entregada a nuestro pueblo a través de Moisés, en el monte Sinai, no lo es menos que cada uno de los judíos, en su generación, debe ser merecedor de tan maravilloso obsequio. Fuimos esclavos en Egipto y Dios con mano fuerte y brazo extendido nos liberó de esa esclavitud… ¿de que somos esclavos el dia de hoy? En el seder, no mencionamos a Moshé porque debemos estar conscientes que no debemos depender de líderes que nos liberen, cada uno debe liderar en su tiempo y en su época su propia liberación.  La cuenta del omer (Sefirat haOmer) es la oportunidad que tenemos de demostrar que podemos hacerlo a través de la elevación de nuestro espíritu, trabajando, día con día algun aspecto de nuestra personalidad que necesitemos mejorar.  Escribe Jacobson “Cada día tine vida propia. El día es un flujo único de energía aguardando ser canalizada dentro de la fibra del ser del hombre. Cada uno de los cuarenta y nueve días de sefirá ilumina una de las cuarenta y nueve emociones, la eneregía de cada día consiste en examinar y refinar su correspondiente emoción. Después de perfeccionar y purificar todas las cuarenta y nueve dimensiones estamos plenamente preparados para matán Torá, pues ahora estamos sincronizados con los cuarenta y nueve atributos divinos de los cuales emergen los atributos humanos” A estas alturas, usted, - amable lector- se estará preguntando ¿Cuáles son estos atributos emocionales? Ellos corresponden a siete de las esferas del árbol kabalístico: Jésed (amor, benevolencia), Guevurá (justicia, disciplina), Tiferet (belleza, armonía), Nétzaj (triunfo, persistencia, fortaleza), Hod (esplendor, humildad), Yesod (fundamento, base, cohesión) y Maljut (realeza, liderazgo, soberanía). Como bien explica Jacobson, cada una de las semanas equivale a uno de estos atributos y cada día de la semana a un aspecto de ese atributo. Cito: “Por ejemplo; la primera semana de la sefirá está dedicada a Jésed – el atributo del amor. En el Primer dia de la Primera semana nos concentramos en Jésed de Jésed – el aspecto del amor dentro del amor. En el Segundo día de la Primera semana centramos la mira en Guevurá de Jésed –el aspecto de restricción en el amor. En el Tercer día de la primera semana, el foco es puesto en Tiferet de Jésed la armonía en el amor, y así sucesivamente para los siete dias de la semana” Interesante resulta este “juego” de atributos en los que uno va día en día trabajando y cuestionándose acerca de su actitud y del aspecto que, en este sentido debe mejorar. Les invito a la lectura de este pequeño escrito y, por supuesto, a poner en práctica esto de hacer una introspección y un juicio a nuestras propias actitudes, estaremos así objetivizando aspectos subjetivos de nuestra personalidad, y mejorando día a día, adquiriendo madurez tanto emocional como espiritual. Texto: Archivo Judío de Chile
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